Constituye un pequeño muelle, varadero de pequeñas embarcaciones, un activo punto comercial entre los siglos XVI y XVII. En él fondeaban naves que iban camino a América y se aprovisionaban de vino, ron y cereales. Desde su ensenada se exportaba la producción azucarera y emigraban los paisanos a Cuba y Venezuela.
Muy cerca se localiza el popular enclave de ocio y esparcimiento de El Charco Azul. Un conjunto de piscinas naturales han sido recreadas aprovechando la propia fisonomía del litoral.

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